viernes, 19 de diciembre de 2008

Prohibido cantar en las duchas: ¡¡la SGAE acecha!!

¡¡Oh, nooooo!!

Greatests hits como : "Ceeeele pistolón, Ceeeeele pistolón", "Veeega portero futbolíiiin"o el ya mítico "Chusín, qué gochu yes, Chusíiiin..." pueden haber sonado por última vez el fin de semana pasado en el vestuario frixuelo. La economía del club no está muy bollante para poder hacer frente a posibles pagos a vividores del pasado, así que cuidadín, un oído de dicha asociación puede acechar en cualquier esquina, vestuario o tiesto...

Todo esto viene en relación a la información aparecida en webs y fotos musicales, en referencia a una noticia publicada en el diario ABC:

La Sgae cobra a las casetas de Feria hasta por las sevillanas del s.XIX

Se paga un canon por emitir música, aunque ésta sea popular. La Sociedad se ha querellado con decenas de casetas

La inspección que la SGAE realiza en la Feria de Sevilla para recaudar los derechos de propiedad intelectual ha provocado una activa disputa entre esta asociación y las casetas del recinto. La cuestión es que la SGAE cobra por dos vías: por las actuaciones en directo que hay en las casetas y por la música grabada que se emite en ellas.
En el primer apartado no hay polémica, ya que «pasan los recibos, comprueban qué cantantes vienen y luego liquidan», afirma Luis Jiménez Játiva, gerente de la caseta del Círculo Mercantil. Sin embargo, el problema viene con el cobro del canon de los discos. «Es un porcentaje menor, más o menos un diez por ciento», aclara Jiménez, pero nadie revisa la música que se pone, por lo que muchas entidades se han querellado contra la SGAE. La razón es que se usan discos con sevillanas populares, como las corraleras del siglo XIX, que no generan derechos de autor, a pesar de lo cual las asociaciones feriales deben pasar por caja. El Círculo Mercantil, por ejemplo, pagó 2.000 euros en abril de a la SGAE, de los que «unos 200 eran para el canon general».
Según ha podido saber ABC, la Caseta del Club Pineda perdió un juicio por negarse a pagar dicho canon. Y la cuestión es que desde hace años la picaresca sevillana encontró un resquicio por el que colarse que hasta ahora no le ha servido para nada. Varios promotores han editado discos compuestos por sevillanas que no generan derechos porque son populares para esquivar el cobro de la SGAE.

No controlan la música emitida
Sin embargo, hasta ahora la medida no ha surtido efecto. Desde el año 2004, las casetas de la Feria de Abril de Sevilla -casi 1.100- deben abonar el canon sin que ningún técnico de la SGAE controle la música grabada que emiten. Y las que se han negado a hacerlo están inmersas en un proceso judicial que, por la jurisprudencia existente, acabarán perdiendo. Y todos los gerentes consultados por ABC se hacen la misma pregunta: «Si usamos sevillanas populares, ¿a quién va a parar el dinero que pagamos?»
Lo sorprendente en el caso de las fiestas de Sevilla es que con la Semana Santa, en la que se interpretan marchas de autores conocidos, ocurre lo contrario que con la Feria. Nadie cobra. El compositor Abel Moreno reconoce que jamás ha obtenido ningún ingreso por el uso de sus obras: «Según la SGAE, uno de los requisitos para cobrar es que el público pague por asistir al espectáculo o que el grupo musical cobre por hacer su trabajo. Con que se dé uno de los dos es suficiente. Pero hasta ahora no he cobrado nada a pesar de que se tocan mis cosas. Quién debe de pagar no lo sé».
Por su parte, Manolo Marvizón, que también es compositor de marchas procesionales, asegura no haber cobrado derechos de autor por la difusión de las mismas durante la Carrera Oficial. «El problema no es el dinero en sí sino la dignificación de los autores. Se está difundiendo este asunto desde un punto de vista mercantilista pero hay que decir que en España hay unos cien mil autores, y que los que tienen la suerte de ganar mucho dinero, como Alejandro Sanz, son sólo 5 ó 10. Son una pequeñísima proporción, menos del 0,001 por ciento. El resto tienen que hacer muchas cosas para sobrevivir».



Lo dicho queridos compañeros, cuidado con lo que se canta en las duchas. Cualquiera de nosotros puede ser un inspector de la SGAE camulfado cual jugadore frixuelo que días después puede llegar con una "dolorosa" que pagar.

¡¡Chorizos!!

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